¿Y ahora cómo me paro frente a todos con un alma rota?
¿Cómo enfrento el día entero, desecho por dentro?
La respuesta está en mí pero ya no sé si soy yo. Mi cabeza salió de paseo y dejó a mi cuerpo vagando, para que no entendiera nada en ningún lugar.
Soy un zombie. Ojos vacíos, mirada al suelo, pies pesados y manos en bolsillos.
Creo que no sonreíre más.
No debo sonreír más.
De ahora en adelante sólo seré como debí ser siempre, y no esconder mi sombría personalidad tras alegres comentarios.
Nunca borraré tu gran consejo amigo de mi alma: " Quizás las personas más alegres por fuera , se estén pudriendo por dentro". Exacto. Me conocías muy bien.
Sólo tiempo y dedicación me costarán esta vez.
Confío en que volveré a vivir...
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